domingo, 30 de diciembre de 2012

Escucha.





He venido aquí a escucharlo durante años, casi cada día sin excepción y el siempre ha estado ahí, interpretando desde las ramas de los arboles, a veces en el agua del bebedero o simplemente fuera de vista, pero ahí, acompañado muchas veces de notas tristes, otras ritmos tan alegres que ni el mismo podía evitar seguirlos con sus pies. Ese pequeño ruiseñor siempre tenía mucho que cantar; acerca de todo en la vida común, no siempre de un modo tan común.

Poco a poco ha ido menguando: aún aparece cada día pero ha llegado al punto en que se limita totalmente al silencio. A veces ya ni siquiera sé si está ahí.

Creí sería temporal o quizá algo malo le pasaba pero cuando apareció de nuevo de hecho lucía muy bien. Nunca habíamos cruzado palabra, siempre me limitaba a lo mio y el a lo suyo, y claro yo me veía beneficiado con la emoción de lo último pero nunca se habían mezclado. Esta vez simplemente debía intentar.

“Estoy muy bien, gracias por preguntar… ” Respondió “… soy el mismo de siempre, aunque quizá ese es el detalle. Mira a tu alrededor, he cantado sobre todo lo que hay, sobre lo que suele pasar aquí o hasta lo que imagino que puede pasar, pero ya no hay mas. No hay nada que me entristezca, pero tampoco que me haga feliz. Y está bien, excelente tal vez. No te preocupaste cuando me escuchabas cantar cosas tristes, lo disfrutaste, ahora debes aprender a disfrutar del silencio también”

Su tono sugería consejo en esa última parte, más que molestia de algún tipo, así que solo sonreí y él se despidió cándidamente.

Aún sigo viniendo cada día; sigo escuchando cada día, aun cuando no halla más que silencio, es también un muy bello silencio.





miércoles, 19 de diciembre de 2012

9 años después...






Luna nueva. Sé que no es el caso, simplemente no volverá. Se siente extraño ¿sabes? te acostumbras a ver algo ahí todos los días, fluctuando periódicamente si, pero constante, y un día, simplemente se va.

Sé que es mi culpa, tal vez no le di razones para irse, pero tampoco para quedarse. Y es que fue tan fácil verla como parte del paisaje, permaneciendo sin importar cuanto me alejase, dando siempre algo de luz... di por sentado que seguiría ahí.

“Uno no sabe lo que…” nah, yo sabía lo que tenia; yo quería lo que tenía, pero de algún modo otras cosas se volvieron mas importantes. Ella sobresalía en el fondo, pero seguía siendo el último plano. Como dije, solo parte del paisaje.

Suerte que fue bastante tiempo, si, suerte que me ayudaste a estar en la oscuridad. No me gustaba la oscuridad pero estuviste ahí hasta que si… quizá esa era tu señal de partida. Como sea, solo queda decir gracias, lo siento… y adiós Luna.