martes, 3 de junio de 2014

Selkie.





¡No me hables de vulnerabilidad! de bajar tus defensas por “alguien especial” ¿No has escuchado las historias? Esta especie vive, y es reconocida por ello.

Somos unos en el mar, donde debemos trabajar duro si queremos alimentarnos. Cada vez hay menos tiempo para sentimentalismos cuando creces y sin embargo, cada vez los necesitas más.

Así que aspiramos a las alturas, a la superficie, donde se dice puedes dejar de lado esa segunda piel, decir adiós a esas pretensiones completamente, caminar erguido en dos pies y con suerte, atraer a alguien que se robe dicha piel, te acepte como eres sin ella y no tengas que preocuparte por eso otra vez.

Sé que no soy del todo como ellos, que jamás he podido desprenderme del disfraz de foca completamente, pero para mí no es tal cosa en sí. Debo mantener las cosas separadas, pero no encuentro necesario ocultarlas. Está bien que la foca tenga emociones, aun si no el que afecten su nado.

Puedo tornarme humano, yo también escapo de vez en cuando a tierra firme pero no recuerdo haber dejado la fría cubierta tras mis pies, solo darle una nueva forma y actuar como siempre… bien, no exactamente: aquí tengo manos para escribir y voz para cantar, pies para no tener que seguir una corriente y una postura erguida para ver bien por donde voy.

¿Por qué elegir seguir la tradición aquí también? Diferente a la del océano pero igual un patrón a seguir. ¿Por qué dejar dicha cascara tan ingenuamente a ser encontrada cuando puedo elegir quien tiene la oportunidad de recibirla? Incluso podría ser divertido que alguien intente desprenderla de mí.

Sé que lo necesito ¡aun siendo así lo necesito! ¡Que lo que escribo con estas manos tenga un destinatario! ¡Que esta voz entone un ritmo más feliz! ¡Que estos pies sientan el impulso de seguir los pasos de alguien y esta postura pueda caer sin miedo a ser presa fácil!

Infinidad de costas por un par de brazos en que dormir; la gran deriva por un pequeño espacio de confort. Dulce ironía que ni siquiera sé si sea para mí o si la merezco reconociendo esta dermis gris como parte de mí ser, vistiéndola orgullosamente cuando los demás la repudian…

Quizá la extrañaría si es alejada de mi… quizá la tomaría a escondidas por la mañana y me iría sin despedir…

Quizá pienso demasiado… quizá exijo demasiado…

Quizá la vida es mejor así, alternando entre mar y tierra…

Aún no lo sé, pero no lo arriesgaré al decidir…

Haré que valga la pena.