jueves, 25 de abril de 2013

Otro sueño.







Hace tanto que no sé de ti. Está bien, yo lo decidí así; seguir a tu lado, sin estar a tu lado, resultó más desgastante de lo que creí. Sé que algo en ambos no lo querría de ese modo.

Supongo  que me quisiste cerca, pero no tan cerca, y también estuvo bien; creí que sería suficiente para mí. Que peor era nada, pero poco a poco dejó de sentirse como lo mejor… como lo más sano.

Así que fui yo quien incrementó esta distancia. No fue tan difícil, de hecho se sintió justo, lo difícil fue que no intentaras reducir dicha distancia otra vez. Ni siquiera estoy seguro si notaste cuando partí, menos porque lo hice.

Como sea, habré crecido esto pero no fui yo quien lo empezó, así que no seré yo quien rompa el silencio. Yo siempre he estado aquí, lo que soy también, tal vez no lo que sentí pero supongo eso no depende de mí ni de ti.

Es meramente algo natural, el tiempo pasó, cambiaste, y está bien porque yo también.

No hay resentimientos, no te culpo de nada. Solo hay recuerdos y preguntas; mera expresión de lo que fue y no fue; lo que dijiste y no dijiste; lo que fuimos y no fuimos… lo que pudimos…

Pasó todo a la vez, no pude manejarlo. Ahora lo sé, pero ahora no importa… hace tanto no sé de ti pero espero que seas feliz. Después de todo, es lo único que puedo hacer… esperar… no por ti o saber de ti… simplemente esperar.



miércoles, 17 de abril de 2013

Crecerán aunque los vigiles.






Me gusta decir las cosas sin tener que decirlas, porque solo así no pueden negarse. Porque solo así, sabes que tienen fuerza suficiente para salir y ser honestas… para vivir como un hecho por su cuenta, no como una historia que tengas que mantener.

Trato así a mis sentimientos porque no son algo que yo haya creado. Nacen en mí y de mí, pero no por mí; tienen voluntad propia, crecerán sin importar lo que haga. Sin importar que tan bien los esconda buscaran la luz como una planta, y seguirán y seguirán hasta envolverme por completo… a menos que les de una forma.

No, una vez que ven la luz son más como un niño, un niño con un gran capricho a cumplir sin importar si está bien o mal.

Siendo el padre de ese niño ¿cumplirías ese capricho?

Yo crecí con la idea de que todo en esta vida sabe mejor cuando te lo ganas; cuando te esfuerzas por ello, y al final, es así de igual manera como tendrás que sobrevivir eventualmente.

Trato que estos sentimientos crezcan con la misma idea, así van con calma y no tienen riesgo de correr y caer por su euforia. Aún pueden decepcionarse si su esfuerzo no da frutos, lo sé, pero quien sabe, quizá eso los motive a trabajar más arduamente.

Así que aunque pienses quedarte, no les des todo tan fácilmente... no lo tomarán, les gusta saber que se merecen lo que tienen, y que han sido merecidos también. 



miércoles, 10 de abril de 2013

... y entonces caes por primera vez.






“Tranquilo campeón… ”

Se elevó una voz en la oscuridad, una afable voz interrumpiendo los sollozos que eran lo único que sonaba hasta el momento. Miró alrededor, aferrándose fuerte a sus piernas, pero aún era como estar en el más 
profundo de los abismos. No podía ver ni siquiera su nariz.

“… tranquilo, sé que es difícil, el no poder ver a dónde vas, ni lo que podrías encontrar, pero no por eso asumirás al instante lo peor ¿verdad?”

Pequeñas luces azules comenzaron a aparecer. Poco a poco el suelo se volvió visible, así como el pequeño sobre él, sentado en posición fetal, mirando alrededor desconcertado con ojos llorosos.

“¿Lo ves? No hay nada aquí que temer”

Las palabras no parecían venir de ningún lugar en específico. Giró la cabeza de un lado a otro, buscando al dueño de aquella voz. Bajo la pálida luz de aquellas chispas flotantes solo yacían él mismo y la blanca arena, ahora iluminada de azul hasta perderse de nuevo en las vastas tinieblas.

“Sí, supongo que es mejor si puedes ver a alguien.”

Las luces comenzaron a acumularse en un punto frente a él, reduciendo el área iluminada mientras se concentraban en una pequeña esfera de luz zafiro. Se quedó ahí, suspendida en el aire sin moverse hasta emitir un resplandor que lo hizo desviar la mirada.

Miró otra vez. La esfera seguía ahí, flotando sobre la palma de la mano de un hombre. Muy alto, piel muy blanca, mostrado una ligera sonrisa sobre una larga túnica tan negra como el ambiente. Sus ojos y los bordados en su ropa combinaban perfecto con la luz que portaba.

“Vamos, hay gente que te espera” habló, usando la misma voz que resonaba antes, ofreciendo una mano al pequeño. La tomó sin miedo, algo en su nuevo acompañante lo hacía sentir mucho mejor, cada vez más, conforme seguía caminando a su lado. Pero aún no podía evitar sollozar un poco.

“Es normal que le temas, en especial a tu edad. Nos enseñan a huir de lo que no conocemos; a ir a lo seguro, en lugar de incitarnos a descubrir algo nuevo. ”

El hombre se detuvo y se giró hacia él joven.

“La oscuridad no es tan mala, solo presta atención ahora. No encontraras nada, ni siquiera lo que podría molestarte de ti mismo; no escucharas nada, a menos que pienses o decidas que sí...”

Entonces mandó la luz que mantenía en su mano flotando a alejarse de ellos. A unos cuantos metros resplandeció otra vez, expandiéndose en forma de aro, dejado ver dentro de si una habitación.

“… si aprendes a estar tranquilo en este dolor, en este temor, descubrirás una paz que te ayudará a sobrellevarlo. Solo no te relajes demasiado”

Llevó sus manos a la túnica, y ofreció una bola de hilo. El joven la tomó.

“Átala a algo importante; algo que te haga querer volver la próxima vez.”

“¿Qué pasa si no encuentro a qué?” Expresó el pequeño por primera vez. El más grande sonrió cándidamente.

“Seguramente habrá alguien que decida por ti”

Entonces solo caminó hacia el círculo, con su mirada puesta sobre aquel cordel, sin pensar en nada en específico, ni deparar en nada hasta sentir su cama golpear suavemente sus pies. Giró sobre sí mismo, solo para encontrar aquel circulo encogerse lentamente hasta desaparecer.

Sabía que no se encontrarían otra vez.