Yo también tengo un ave… bueno, no precisamente lo tengo,
pero siempre está ahí cuando lo necesito. No hay porque tenerlo cerca todo el
tiempo, después de todo también tiene vida y necesita ser libre; ir a donde le
plazca, pues sé que solo así será feliz. Está en su naturaleza.
Confío en que si es feliz, seguirá volviendo a mi jardín sin
que se lo pida.
¡Por supuesto que me sentiría mal si viera a otras personas!
Pero está es mi forma también de mantenerlo aquí: hago lo mejor que puedo, como
dije, volverá si es feliz aquí, y si lo que doy es suficiente.
Por eso debes ser capaz de hablar y escuchar objetivamente:
para saber si es suficiente.
Nadie está enjaulado aquí, llegamos aquí porque es lo que queríamos
y lo que nos hacía sentir bien. No necesitó conquistarme ni yo necesité cazarlo.
Tan solo nos conocimos, el resto fue solo seguir el ritmo.
Yo también podría dejar de recibirlo alguna vez si lo que
representa ya no me es suficiente, o si simplemente el tiempo hace su efecto,
pero quiero creer que será más fácil decir adiós así.
Sin presiones manteniéndonos juntos, si el lazo se rompe lo
hará lentamente. Podremos dejar ir en pequeñas dosis y quizá encontrarnos otra
vez, al menos para saludarnos alegremente.
Porque nunca nos pertenecimos, pero nos elegimos. Fuimos lo
que debíamos, no lo que nos obligamos a ser.