martes, 25 de junio de 2013

En mi jardín...



Yo también tengo un ave… bueno, no precisamente lo tengo, pero siempre está ahí cuando lo necesito. No hay porque tenerlo cerca todo el tiempo, después de todo también tiene vida y necesita ser libre; ir a donde le plazca, pues sé que solo así será feliz. Está en su naturaleza.

Confío en que si es feliz, seguirá volviendo a mi jardín sin que se lo pida.

¡Por supuesto que me sentiría mal si viera a otras personas! Pero está es mi forma también de mantenerlo aquí: hago lo mejor que puedo, como dije, volverá si es feliz aquí, y si lo que doy es suficiente.

Por eso debes ser capaz de hablar y escuchar objetivamente: para saber si es suficiente.

Nadie está enjaulado aquí, llegamos aquí porque es lo que queríamos y lo que nos hacía sentir bien. No necesitó conquistarme ni yo necesité cazarlo. Tan solo nos conocimos, el resto fue solo seguir el ritmo.

Yo también podría dejar de recibirlo alguna vez si lo que representa ya no me es suficiente, o si simplemente el tiempo hace su efecto, pero quiero creer que será más fácil decir adiós así.

Sin presiones manteniéndonos juntos, si el lazo se rompe lo hará lentamente. Podremos dejar ir en pequeñas dosis y quizá encontrarnos otra vez, al menos para saludarnos alegremente.

Porque nunca nos pertenecimos, pero nos elegimos. Fuimos lo que debíamos, no lo que nos obligamos a ser.