jueves, 31 de julio de 2014

Se feliz.




Jamás te obligaría a elegir, no es como si fueras propiedad mía, una pareja “confundida” o perro hiperactivo que necesita una correa más corta. Probablemente si lo fueras, tampoco lo haría.

Expresé mi opinión, después de todo la pediste. Fui claro, incluso procuré el tacto, al menos hasta  que todo se desbordó amenazando a otros; hice lo que creí necesario, no me arrepiento… debo admitir hasta me divertí con ello.

Como dije, fui claro, puesto que creí que así no tendría que repetirlo otra vez; no creo necesites una segunda conciencia o madre sobreprotectora.

Solo por recordarlo, no porque lo hayas olvidado o ignorado, si no por ese efecto que tiene el tiempo y las experiencias en esto a veces: no estoy bien con esto, así es, pero tampoco mal. No lo odio, no haré todo lo posible por cambiar algo al respecto, después de todo, no soy yo quien lo está viviendo.

Solo lo encuentro triste, ni más ni menos que eso.

Te gustaba la poesía, yo leía a Michel Ende; eras metal y los 80 y yo pop que ahora encuentro castrante.

No es por eso que dije “no”, lo que no resultaba está aparte.

Cruzamos juntos el camino de serpientes, ganamos amigos, los perdimos y ganamos otros pero siempre seguimos ahí. 

Fuimos lo suficientemente ilusos para tener el corazón roto.

Nos vimos crecer, nos ayudamos a ello, y al final hasta intercambiamos excedentes de masculinidad y femineidad para balancearnos.

No puedo ser fuerte para ti, pero realmente esperaba encontraras quien pudiera serlo… 

Siempre serás la primer persona constante en mi vida que no es parte de mi familia, quizá quien me conoce mejor y entiende siempre mis ironías… y puedes confiar estaré ahí, aunque quizá no como el muro que necesitas o igual de dispuesto a recoger los pedazos si todo se derrumba como lo estaba antes, pero estaré ahí…

En nuestra única y particular forma…

No es como si aún necesitáramos palabras para saberlo.