miércoles, 11 de diciembre de 2013

Contra reloj.




El comenzó todo esto, no lo digo por deslindar la responsabilidad, no creo que hacerlo me ayude a sentirme mejor, pero fue el quien pronunció las primeras palabras. Quizá yo jamás me hubiera atrevido a hacerlo.

Sucedió entre la euforia de un nuevo comienzo, antes de saber a lo que me estaba metiendo, pero a diferencia de aquella energía producida en el cambio jamás se desvaneció; tampoco creció, solo fue lo que es… lo que quizá aún no sé qué es.

Quizá es solo eso único que pude mantener en secreto por más tiempo.

No pude quedarme cerca, y no lo intenté tan ferviente como quizá pudiera pero siempre observé. Aquel modo educado de atacar en las peleas y de hablar con quien fuera; su silencio por no recalar al tener problemas, y como se mantenía indeleble mientras yo caía en una situación parecida…

Primera vez que reconocí a alguien como más fuerte que yo… por ególatra que parezca… y así sentí jamás lo tendría.

Nadie parece saber lo que pasa por su cabeza; yo lo hice alguna vez. Confió en mi un par de veces, yo en el también; me ayudó en ellas siempre y quién sabe si yo hice algo por el… no pude verlo, pero creo el descubrió mucho en mí… ese secreto; me asusté.

Me alejé en varias formas, y eventualmente fue el turno de él.

Y heme aquí, aún impío en tanto a estar con él pero queriendo hacer algo respecto, aun si solo es para dejar ir.

Sí, heme aquí intentando dejar ir algo que nunca tuve; de callar todo lo que nunca dije al sentir que se va la última oportunidad de articularlo. Pidiendo equivocarme en esa conclusión que me atreví a tomar hace tanto tiempo.

No creo poder decirlo de manera digna… muchos han estado en esta posición y no pretendo ser uno más. Lo dejaré a mi manera, y quizá algún día sea el tiempo de la verdad…

Y aquí el reloj dice “tic tac”.



martes, 26 de noviembre de 2013

Lejos de aquí.






Debo empacar mis cosas… debo, quiero, no hay diferencia a estas alturas. Cuando la necesidad alcanza al deseo, sabes que es tiempo de poner manos a la obra… no es como si tuvieras opción.

Nunca lo he hecho, estas tierras son siempre cálidas; no hay necesidad de hibernación. Sé que esa es la razón por la que creen que es fácil, pero no, que el clima no cambie, llega a ser un problema también.

¿Para qué son las alas si no para volar? Si se supusiese que permanezca en el mismo lugar por siempre habría sido una roca, una planta, o cualquier otro similar. Y a como son las cosas ahora, ni siquiera ellos permanecen en un mismo sitio por mucho tiempo.

Pero ellos dependen de la voluntad de alguien más.

Otros… los extrañaré, pero sé que esto puede ser lo mejor para ellos también. Es mejor que me extrañen sabiendo que estoy bien, a quedarme y que me vean derrumbarme.

Creo que aún no es tarde, ellos creen que disfruto esta eterna primavera… eterna… dicen que no hay mal que dure mil años, pero no pretendo averiguarlo; soy yo quien no vivirá tanto. Primavera ¡No puedo estar siempre sonriente! ¡Esta vida será tranquila pero como agua estancada es que es tranquila…

Necesito ver esos ríos de agua clara… nieve nostálgica… lluvia en el desierto…

Una vida tranquila pero activa… y quizá alguien que no necesite verme siempre feliz.




sábado, 31 de agosto de 2013

Esta vez...





Era un atardecer, claramente, muy a pesar de las nubes. Como si un atardecer no fuera lo suficientemente dulce amargo para mí.

Estaba ahí… ese alguien… yo también. Por unos instantes fue lo único que importó.

Sé que pronto partirá, tal vez fuera de mi vida, así que intento acercarme; abrir la posibilidad de tener una futura despedida. Pero no pasa esta vez. Hay más presentes, personas que desconozco y que ahora atraen su atención. Interrumpir no parece correcto.

Voltea hacia mí, no sé si por mí, pero hacia donde mi cuerpo estaba. No hace nada, así que desvío la mirada y me aparto, pero manteniéndome cerca.

¿Debí saludar? ¡¿Por qué diablos no pude tan solo actuar normal?! Doy la espalda al horizonte, sorprendentemente, solo para encontrar de nuevo su mirada… pero una vez más… nada más.

La lluvia comienza a caer en mi espalda, quizá como un amigo incitándome a tener valor… por desgracia, jamás he encontrado eso prudente.

Me resguardo a mí mismo, pero el sigue ahí. Parece gustarle la lluvia, y a mi ese detalle, aun cuando lo comparte con alguien más.

Los veo justo donde yo estaba segundos antes, con sus manos sintiendo las gotas, apartándose de los demás… y está bien.

Sé que puede ser bueno para él, que podría hacerlo feliz y eso es lo importante. Realmente creo se lo merece, que al final es como lo quiero ver: feliz, así que sonrío sin saber por qué… aun más ampliamente al entrar la pareja de su acompañante.

Jamás me había burlado de mí mismo felicitándome a la vez, lo primero por mi torpeza, lo segundo porque sé que podré dejar ir apropiadamente si es necesario. Lo he hecho antes, sí, pero siempre de un modo forzado; siempre por no tener otra opción ni una ultima visita.

Necesito esa última visita, deshacerme de las dudas y evitar ese estigma del “hubiera”.

Necesito dejarlo ir a mi manera…

Si no puedo decir “hola”, quiero al menos decir “adiós”.



jueves, 15 de agosto de 2013

Biblioteca.





Siempre tengo uno a la mano para abrir y contar su historia. La gente no suele saber si es un truco a las mil una noches, si tengo una gran imaginación, soy un charlatán o cualquier otra opción o mezcla de las anteriores.

Pero no, la verdad, son meras anécdotas de vida.

Sé que no soy tan viejo, soy todo menos aventurero y ni siquiera suelo abandonar las cuatro paredes de mi habitación, pero puedo asegurar viví cada palabra. Tal vez no literal, tal vez no tan dramáticamente y es muy probable haya malentendido muchas cosas... pero lo viví.

Aun así muchos se preguntan cómo es posible. Admiran la cantidad de lomos en las repisas sin pensar en el incompleto final que la mayoría posee, menos lo que eso representa.

Tengo todas estas historias por que no he podido concluir ninguna como me gustaría, algunas ni siquiera empezar. Muchas veces el desenlace se vuelve tan predecible que no puedo obligarme a continuar.

Yo no puedo seguir sabiendo que terminará mal. No puedo aferrarme a una historia ilusamente hasta que no da más. Si lo hiciera supongo seria como los demás: tendría solo una oculta en la alacena, fuera de la vista ajena y pesando mucho más que esta biblioteca donde cualquiera puede entrar y aprender, aconsejar algo o señalar algún detalle que yo no vi.

No me llames coleccionista, ellos suelen tener infinidad más ¡Miles! Y entre más, son más cortas. Para ellos la colección significa todo, pero cada historia nada en sí.

Ellos solo quieren más y más, a mí me basta con la historia correcta.

Que tenga una base sólida, cuyos defectos valgan sus virtudes y cuyos altibajos no formen su trama en sí, pero la vuelvan interesante. Que me sorprenda con lo que vaya a pasar, para motivarme a seguir hasta el final.

Sea saga o una sola novela, quiero ser capaz de volver a leerla sin ningún pesar cuando llegue a terminar.






jueves, 8 de agosto de 2013

Casa de los espejos.




“Sabía que te encontraría aquí”

Dice ella girando hacia el entre los espejos. El solo sigue ahí, sentado sobre el suelo con las piernas cruzadas entre sus brazos, mirando su reflejo en los múltiples paneles de la atracción.

Se sienta junto a él; ninguno dice nada por unos instantes.

“¿Por qué siempre huyes a este lugar?”

“Perspectiva” responde solemnemente “Siempre busco distintas perspectivas para ver algo y aquí puedo hacerlo literalmente, además, nadie viene a estos lugares actualmente.”

Ella piensa por un momento, entendiendo el mensaje entre líneas.

“Supongo que debe ayudarte a entender ambas partes, y a ver todas tus opciones pero ¿No hace más difícil decidir?”

El solo asiente con la cabeza baja, lamentando el que tuviera razón.

“Pero así solo queda en mis manos, y si algo no funciona, puedo culparme a mí mismo por tomar la decisión incorrecta y hacerlo mejor la próxima vez”

Su compañera vuelve a los espejos repasando aquellas palabras mientras el silencio crece otra vez. Pasando por cada proyección de los diferentes ángulos, pensando como aun así, pueden faltar infinidad de otros entre cada uno, por leve diferencia que tuvieran. Hasta ver la expresión cabizbaja en el rostro del joven.

Lo golpea con el codo jugando y sonríe.

“Estas loco”

El ríe ligeramente mirando al suelo.

“Supongo que no puedo discutir eso”

Al mirar de nuevo arriba ella está de pie ofreciendo su mano y una afable mirada. El solo sé pone de pie sin hacer caso.

“A pesar de todo aún pierdes una perspectiva…” seria esta vez; el no parece entender.

“… no te ves a ti mismo como los que te apreciamos te vemos”

Y solo se va, como hace alguien después de dar su ultimátum.

El mira de vuelta a los espejos, sin hacer más por unos instantes y corre detrás de ella.



jueves, 1 de agosto de 2013

Islas



No sé cómo es que me convertí en esto, si acaso es algo que yo mismo me busqué o algo que simplemente debía pasar. Igual ha funcionado bien, y muy probablemente la respuesta sea "ambas".

No sé porque la gente lo desprecia, le teme e intenta desesperadamente jamás llegar a este lugar; el azul no es tan triste como dicen, no para mí, y no aún al menos. Aunque sé que podría con el tiempo, por ahora es un agradable lecho.

En esta insolación he podido crear todo esto, toda esta vida que ves sobre mí, todo esto que pueda atraer tu atención o quizá causarte gracia, lastima o desprecio ¡Yo sé que es mío! sé que es característico de mí y que es lo que pude venir a hacer juego con ello. Me he encontrado a mí mismo.

Lo siento, pero no creo que tú sepas lo que es eso aún. A pesar de todo lo que has pasado no creo que hallas saboreado tus penas, tus sinsabores y alegrías al grado de saber lo que puedes cosechar bien y lo que no. Debes convertirte en una isla y ver por ti mismo de lo que eres capaz antes de esperar que alguien más lo haga por ti.

Solo así podrás soportar el azul que te rodea, para después soportar el que rodea a alguien más.

Debes ver por ti mismo que eso es lo que en verdad soy…

Al final, ese horizonte es todo lo que en verdad tenemos.



martes, 25 de junio de 2013

En mi jardín...



Yo también tengo un ave… bueno, no precisamente lo tengo, pero siempre está ahí cuando lo necesito. No hay porque tenerlo cerca todo el tiempo, después de todo también tiene vida y necesita ser libre; ir a donde le plazca, pues sé que solo así será feliz. Está en su naturaleza.

Confío en que si es feliz, seguirá volviendo a mi jardín sin que se lo pida.

¡Por supuesto que me sentiría mal si viera a otras personas! Pero está es mi forma también de mantenerlo aquí: hago lo mejor que puedo, como dije, volverá si es feliz aquí, y si lo que doy es suficiente.

Por eso debes ser capaz de hablar y escuchar objetivamente: para saber si es suficiente.

Nadie está enjaulado aquí, llegamos aquí porque es lo que queríamos y lo que nos hacía sentir bien. No necesitó conquistarme ni yo necesité cazarlo. Tan solo nos conocimos, el resto fue solo seguir el ritmo.

Yo también podría dejar de recibirlo alguna vez si lo que representa ya no me es suficiente, o si simplemente el tiempo hace su efecto, pero quiero creer que será más fácil decir adiós así.

Sin presiones manteniéndonos juntos, si el lazo se rompe lo hará lentamente. Podremos dejar ir en pequeñas dosis y quizá encontrarnos otra vez, al menos para saludarnos alegremente.

Porque nunca nos pertenecimos, pero nos elegimos. Fuimos lo que debíamos, no lo que nos obligamos a ser.



martes, 28 de mayo de 2013

Por si te interesa.





No busco perfección, que sea bueno es más que suficiente. Nunca nada te complacerá al punto de que no quieras saber más del resto del mundo. Tendrá un “pero”, sí, pero basta con asegurarse de  que haga las cosas interesantes, no innecesariamente difíciles.

No quiero la promesa de un por siempre, no hay forma que alguien pueda dar eso. Siempre estamos cambiando, siendo los mismos a la vez, y el destino es aún más complejo que eso. Pero es bueno saber que va cambiando y que no, así puedes dejar ir apropiadamente si es necesario.

No puedo pedir que seamos análogos, me gusta aprender; no pido un cliché de cuento pues siempre lo detesté… y soy muy masculino para ello.

No pido un estereotipo, pues ciertamente no puedo dar eso. Curiosamente, en tanto a lo que busco puedo hacerlo, pero no quiero hacerlo.

Yo soy quien está aquí siempre, el novecientos once para todos, quien solo escucha. El único que no te mirará con lastima, pero aun así intentará entenderte.

Está en mi naturaleza, me gusta, lo agradezco y me siento orgulloso: ser fuerte, capaz de mantener las cosas separadas, pero no insensible como podría parecer.

A veces necesito sacar todo el deshecho producto del drama que me hizo así; producto de esas miradas sobre la camilla y hasta esos temerosos que nunca se atrevieron a ser.

Soy así siempre, quizá excepto cuando escribo, pero quiero más que eso.

No tener que ser siempre tan fuerte… al menos no tanto tiempo… y no contigo.



martes, 21 de mayo de 2013

Una inquietud bendita.






"Existe una vitalidad, una fuerza, una energía, un impulso que se traduce en acción a través de ti, y como solo habrá uno como tú en toda la historia, esta expresión es única. Si la bloqueas, jamás existirá a través de otro medio y se perderá. El mundo no la tendrá.

No es tu trabajo determinar qué tan buena o valiosa es o como se compara con otras expresiones. Tu trabajo es mantenerla tuya, clara y directamente, para mantener el canal abierto. Ni siquiera tienes que creer en ti mismo o en tu trabajo. Tienes que mantenerte abierto y alerta a las cosas que te motivan. Mantener el canal abierto… ningún artista está complacido. No existe satisfacción de cualquier tipo en ningún momento. Solo existe una extraña y divina insatisfacción, una inquietud bendita que nos mantiene en marcha y con más vida que los demás."


Martha Graham 



martes, 14 de mayo de 2013

Sonríe.



“¿Cómo lo haces?”

“¿Cómo hago qué?” Responde entre ronroneos aquel pequeño color chocolate, acercando la cabeza a sus patas mientras es acariciado por su amo, cuyo pecho sube y baja lentamente aumentando el confort.

“Sonreír tan plenamente todo el tiempo” Dijo en un tono muy suave, admirando la respuesta de su compañero a las caricias.

“Bueno… soy un gato”

“Sí, llevan una vida sencilla” Añadió el joven, mas pensativo esta vez.

“No es a lo que me refiero… ” Cortó el felino poniéndose de pie para sentarse sobre sus patas traseras, ahora mirando desde arriba a su amo. “… soy un gato, muchas de mis expresiones para ti lucirán como una sonrisa. Si fueras un gato también, verías que no siempre lo son… aunque en mi caso quizá no habría mucha diferencia”

“¿Y por qué es eso?”

“Bueno, eres un buen amigo. Me das refugio, comida, cariño, libertad… es lo que siempre quise sin saber que lo quise”

El joven sonrió

“¿Lo ves? Es una vida simple, yo también sería feliz si tuviese todo lo que siempre quise”

“¿De verdad?” Saltó hacia el piso el pequeño y comenzó a vagar por la habitación.

“No es tan simple. Una vez que lo tienes todo ¿Qué sigue? lo disfrutas sí ¿pero después? Probablemente te cansaras de ello y comenzaras a buscar más, y esta vez será más difícil.”

Se detuvo al alfeizar de la ventana.

“¿Crees que no anhelo algo más? Hay tanto que me haría feliz: un sillón solo para mi, aves que volaran más bajo, una casa de esas que salen en la televisión diseñadas específicamente para gatos y hasta ¿por qué no? Una gata que no grite como banshee cuando…”

El joven tosió a propósito, haciendo al gato enfocarse de nuevo.

“El punto es: está bien. No es estrictamente necesario que consiga eso. Está bien tener deseos, te motiva a hacer algo, pero debes saber reconocer cuándo no hay nada que puedas hacer por ello. Y en tanto a lo que ya tienes, piensa como estarías de nuevo si lo perdieras… no esperes a que tengas que verlo.”

Ambos perdieron sus miradas, uno hablando y otro escuchando; hacia el horizonte y hacia el suelo respectivamente. Luego volvieron uno al otro con una sutil sonrisa.

“No seas pesimista ni optimista, sino realista. No serás el estereotipo del héroe después del final de la historia, pero estarás bien, y te aseguro reirás más de lo que lo haces actualmente… siempre y cuando me des leche. Si sigues olvidándolo yo también olvidaré donde escondí las llaves del coche.” 






jueves, 25 de abril de 2013

Otro sueño.







Hace tanto que no sé de ti. Está bien, yo lo decidí así; seguir a tu lado, sin estar a tu lado, resultó más desgastante de lo que creí. Sé que algo en ambos no lo querría de ese modo.

Supongo  que me quisiste cerca, pero no tan cerca, y también estuvo bien; creí que sería suficiente para mí. Que peor era nada, pero poco a poco dejó de sentirse como lo mejor… como lo más sano.

Así que fui yo quien incrementó esta distancia. No fue tan difícil, de hecho se sintió justo, lo difícil fue que no intentaras reducir dicha distancia otra vez. Ni siquiera estoy seguro si notaste cuando partí, menos porque lo hice.

Como sea, habré crecido esto pero no fui yo quien lo empezó, así que no seré yo quien rompa el silencio. Yo siempre he estado aquí, lo que soy también, tal vez no lo que sentí pero supongo eso no depende de mí ni de ti.

Es meramente algo natural, el tiempo pasó, cambiaste, y está bien porque yo también.

No hay resentimientos, no te culpo de nada. Solo hay recuerdos y preguntas; mera expresión de lo que fue y no fue; lo que dijiste y no dijiste; lo que fuimos y no fuimos… lo que pudimos…

Pasó todo a la vez, no pude manejarlo. Ahora lo sé, pero ahora no importa… hace tanto no sé de ti pero espero que seas feliz. Después de todo, es lo único que puedo hacer… esperar… no por ti o saber de ti… simplemente esperar.



miércoles, 17 de abril de 2013

Crecerán aunque los vigiles.






Me gusta decir las cosas sin tener que decirlas, porque solo así no pueden negarse. Porque solo así, sabes que tienen fuerza suficiente para salir y ser honestas… para vivir como un hecho por su cuenta, no como una historia que tengas que mantener.

Trato así a mis sentimientos porque no son algo que yo haya creado. Nacen en mí y de mí, pero no por mí; tienen voluntad propia, crecerán sin importar lo que haga. Sin importar que tan bien los esconda buscaran la luz como una planta, y seguirán y seguirán hasta envolverme por completo… a menos que les de una forma.

No, una vez que ven la luz son más como un niño, un niño con un gran capricho a cumplir sin importar si está bien o mal.

Siendo el padre de ese niño ¿cumplirías ese capricho?

Yo crecí con la idea de que todo en esta vida sabe mejor cuando te lo ganas; cuando te esfuerzas por ello, y al final, es así de igual manera como tendrás que sobrevivir eventualmente.

Trato que estos sentimientos crezcan con la misma idea, así van con calma y no tienen riesgo de correr y caer por su euforia. Aún pueden decepcionarse si su esfuerzo no da frutos, lo sé, pero quien sabe, quizá eso los motive a trabajar más arduamente.

Así que aunque pienses quedarte, no les des todo tan fácilmente... no lo tomarán, les gusta saber que se merecen lo que tienen, y que han sido merecidos también. 



miércoles, 10 de abril de 2013

... y entonces caes por primera vez.






“Tranquilo campeón… ”

Se elevó una voz en la oscuridad, una afable voz interrumpiendo los sollozos que eran lo único que sonaba hasta el momento. Miró alrededor, aferrándose fuerte a sus piernas, pero aún era como estar en el más 
profundo de los abismos. No podía ver ni siquiera su nariz.

“… tranquilo, sé que es difícil, el no poder ver a dónde vas, ni lo que podrías encontrar, pero no por eso asumirás al instante lo peor ¿verdad?”

Pequeñas luces azules comenzaron a aparecer. Poco a poco el suelo se volvió visible, así como el pequeño sobre él, sentado en posición fetal, mirando alrededor desconcertado con ojos llorosos.

“¿Lo ves? No hay nada aquí que temer”

Las palabras no parecían venir de ningún lugar en específico. Giró la cabeza de un lado a otro, buscando al dueño de aquella voz. Bajo la pálida luz de aquellas chispas flotantes solo yacían él mismo y la blanca arena, ahora iluminada de azul hasta perderse de nuevo en las vastas tinieblas.

“Sí, supongo que es mejor si puedes ver a alguien.”

Las luces comenzaron a acumularse en un punto frente a él, reduciendo el área iluminada mientras se concentraban en una pequeña esfera de luz zafiro. Se quedó ahí, suspendida en el aire sin moverse hasta emitir un resplandor que lo hizo desviar la mirada.

Miró otra vez. La esfera seguía ahí, flotando sobre la palma de la mano de un hombre. Muy alto, piel muy blanca, mostrado una ligera sonrisa sobre una larga túnica tan negra como el ambiente. Sus ojos y los bordados en su ropa combinaban perfecto con la luz que portaba.

“Vamos, hay gente que te espera” habló, usando la misma voz que resonaba antes, ofreciendo una mano al pequeño. La tomó sin miedo, algo en su nuevo acompañante lo hacía sentir mucho mejor, cada vez más, conforme seguía caminando a su lado. Pero aún no podía evitar sollozar un poco.

“Es normal que le temas, en especial a tu edad. Nos enseñan a huir de lo que no conocemos; a ir a lo seguro, en lugar de incitarnos a descubrir algo nuevo. ”

El hombre se detuvo y se giró hacia él joven.

“La oscuridad no es tan mala, solo presta atención ahora. No encontraras nada, ni siquiera lo que podría molestarte de ti mismo; no escucharas nada, a menos que pienses o decidas que sí...”

Entonces mandó la luz que mantenía en su mano flotando a alejarse de ellos. A unos cuantos metros resplandeció otra vez, expandiéndose en forma de aro, dejado ver dentro de si una habitación.

“… si aprendes a estar tranquilo en este dolor, en este temor, descubrirás una paz que te ayudará a sobrellevarlo. Solo no te relajes demasiado”

Llevó sus manos a la túnica, y ofreció una bola de hilo. El joven la tomó.

“Átala a algo importante; algo que te haga querer volver la próxima vez.”

“¿Qué pasa si no encuentro a qué?” Expresó el pequeño por primera vez. El más grande sonrió cándidamente.

“Seguramente habrá alguien que decida por ti”

Entonces solo caminó hacia el círculo, con su mirada puesta sobre aquel cordel, sin pensar en nada en específico, ni deparar en nada hasta sentir su cama golpear suavemente sus pies. Giró sobre sí mismo, solo para encontrar aquel circulo encogerse lentamente hasta desaparecer.

Sabía que no se encontrarían otra vez.



domingo, 31 de marzo de 2013

Tan solo así.







Deja de querer acercarte tanto a mí. No lo entiendes ¿verdad?

Existen dos tipos de materiales. Los primeros son suaves, cual cálidas y maleables masillas que pueden interactuar fácilmente entre sí. Se adaptan uno al otro, a veces hasta fundirse en uno, formando algo completamente nuevo… aunque no siempre bueno.

Los segundos son rígidos, como áspera y fría piedra. Puedes tomarlos, pero jamás te tomaran a ti. Puedes aferrarte a ellos, incluso calentarlos un poco en el proceso, pero la fricción seguirá ahí.

Los opuestos se atraen, pero no siempre es mejor así.

Tratar de unir carne a la carne y de algún modo lo harás; trata de unirle a la roca y la lastimaras.

Golpea dos rocas fuertemente, ve como resisten. Golpéalas de nuevo, forzarlas a gritar, estrújalas hasta que saquen chispas, lo harán, encenderán una llama que solo ellas resistirán… y solo eso será suficiente… solo para ellas es suficiente. 



miércoles, 16 de enero de 2013

Obviamente eres tú.





Mírate, ha pasado el tiempo y no pareces mejorar. Me mostraría ante ti pero sé lo que mi presencia te tiende a causar: pasaste de disculparte siempre a odiarme, y está bien, yo lo decidí así.

Y es que en serio ¡Mírate! ¡Te disfrazaste de artista para pretender serlo la última vez que te vi y ahora…! En serio te convenciste de serlo.

Sé que al menos te has preparado para ello, puedo ver fuentes citables en tus influencias pero eso no es bueno para ti en realidad: no pareces honesto. Usas demasiados adornos, tratas de ser mundano y eres televisión de acceso público; tratas de ser profundo y eres parodia de comercial de perfume. Pero sigues intentando y supongo debo reconocerte eso.

Tienes la determinación que quizá yo debería tener… bueno, no exactamente, definitivamente no creo en tus métodos pero el punto es… mírame, sigo atrapado en la misma situación que antes.

Me sirvió mucho verte como ejemplo de lo que debería evitar, quizá ahora deba hacer lo mismo sobre lo que debería hacer. No, puedes estar seguro de que no completamente, aun encuentro demasiado estrafalario tu estilo y además, creo ya haber encontrado uno propio.

Como sea, gracias y mucha suerte… ¡gracias a Dios y suerte que no terminamos juntos! así podemos encontrar nuestro propio camino. 






jueves, 10 de enero de 2013

Cuando me di cuenta.




Ahí estábamos, solos los dos, una fría pero agradablemente gris tarde de invierno, sin el cliché del par de tazas de café de por medio. Solo charlando mirando al cielo, como aquellos que llevan años acostumbrando eso.

Me preguntó su nombre. De entre todas las cosas en que podía interesarse quiso saber su nombre. Supe que sabía mi secreto; no fui capas de mentir; sonrió con satisfacción.

“¿Cómo lo averiguaste?”

“Cuestión de pronombres… ” Tenía razón, incluso ahora mismo los evito. Pero yo temía hubiera mas ¿Qué tal que hubiese fallado y hubiera estado mostrándolo todo este tiempo?

Dijo que eso era todo y estaba bien. Que no debía de saberse, por que nadie necesitaba saberlo.

No fue lo que dijo si no como lo dijo, el tono que usó y el modo en que me miró al hacerlo: supe que también tenía un secreto. Tal vez el mismo que yo, tal vez peor, pero al final un secreto, y así como respetaba el mio yo debía respetar el suyo y conformarme a saberlo de este modo tácito e implícito… justo como sería todo entre nosotros... siempre.