“¿Cómo lo haces?”
“¿Cómo hago qué?” Responde entre ronroneos aquel pequeño
color chocolate, acercando la cabeza a sus patas mientras es acariciado por su
amo, cuyo pecho sube y baja lentamente aumentando el confort.
“Sonreír tan plenamente todo el tiempo” Dijo en un tono muy
suave, admirando la respuesta de su compañero a las caricias.
“Bueno… soy un gato”
“Sí, llevan una vida sencilla” Añadió el joven, mas
pensativo esta vez.
“No es a lo que me refiero… ” Cortó el felino poniéndose de
pie para sentarse sobre sus patas traseras, ahora mirando desde arriba a su
amo. “… soy un gato, muchas de mis expresiones para ti lucirán como una sonrisa.
Si fueras un gato también, verías que no siempre lo son… aunque en mi caso quizá
no habría mucha diferencia”
“¿Y por qué es eso?”
“Bueno, eres un buen amigo. Me das refugio, comida, cariño,
libertad… es lo que siempre quise sin saber que lo quise”
El joven sonrió
“¿Lo ves? Es una vida simple, yo también sería feliz si
tuviese todo lo que siempre quise”
“¿De verdad?” Saltó hacia el piso el pequeño y comenzó a
vagar por la habitación.
“No es tan simple. Una vez que lo tienes todo ¿Qué sigue? lo
disfrutas sí ¿pero después? Probablemente te cansaras de ello y comenzaras a
buscar más, y esta vez será más difícil.”
Se detuvo al alfeizar de la ventana.
“¿Crees que no anhelo algo más? Hay tanto que me haría
feliz: un sillón solo para mi, aves que volaran más bajo, una casa de esas que
salen en la televisión diseñadas específicamente para gatos y hasta ¿por qué no?
Una gata que no grite como banshee cuando…”
El joven tosió a propósito, haciendo al gato enfocarse de
nuevo.
“El punto es: está bien. No es estrictamente necesario que
consiga eso. Está bien tener deseos, te motiva a hacer algo, pero debes saber reconocer
cuándo no hay nada que puedas hacer por ello. Y en tanto a lo que ya tienes,
piensa como estarías de nuevo si lo perdieras… no esperes a que tengas que
verlo.”
Ambos perdieron sus miradas, uno hablando y otro escuchando;
hacia el horizonte y hacia el suelo respectivamente. Luego volvieron uno al
otro con una sutil sonrisa.
“No seas pesimista ni optimista, sino realista. No serás el
estereotipo del héroe después del final de la historia, pero estarás bien, y te
aseguro reirás más de lo que lo haces actualmente… siempre y cuando me des
leche. Si sigues olvidándolo yo también olvidaré donde escondí las llaves del
coche.”
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