miércoles, 11 de diciembre de 2013

Contra reloj.




El comenzó todo esto, no lo digo por deslindar la responsabilidad, no creo que hacerlo me ayude a sentirme mejor, pero fue el quien pronunció las primeras palabras. Quizá yo jamás me hubiera atrevido a hacerlo.

Sucedió entre la euforia de un nuevo comienzo, antes de saber a lo que me estaba metiendo, pero a diferencia de aquella energía producida en el cambio jamás se desvaneció; tampoco creció, solo fue lo que es… lo que quizá aún no sé qué es.

Quizá es solo eso único que pude mantener en secreto por más tiempo.

No pude quedarme cerca, y no lo intenté tan ferviente como quizá pudiera pero siempre observé. Aquel modo educado de atacar en las peleas y de hablar con quien fuera; su silencio por no recalar al tener problemas, y como se mantenía indeleble mientras yo caía en una situación parecida…

Primera vez que reconocí a alguien como más fuerte que yo… por ególatra que parezca… y así sentí jamás lo tendría.

Nadie parece saber lo que pasa por su cabeza; yo lo hice alguna vez. Confió en mi un par de veces, yo en el también; me ayudó en ellas siempre y quién sabe si yo hice algo por el… no pude verlo, pero creo el descubrió mucho en mí… ese secreto; me asusté.

Me alejé en varias formas, y eventualmente fue el turno de él.

Y heme aquí, aún impío en tanto a estar con él pero queriendo hacer algo respecto, aun si solo es para dejar ir.

Sí, heme aquí intentando dejar ir algo que nunca tuve; de callar todo lo que nunca dije al sentir que se va la última oportunidad de articularlo. Pidiendo equivocarme en esa conclusión que me atreví a tomar hace tanto tiempo.

No creo poder decirlo de manera digna… muchos han estado en esta posición y no pretendo ser uno más. Lo dejaré a mi manera, y quizá algún día sea el tiempo de la verdad…

Y aquí el reloj dice “tic tac”.