“Tómese dos, y llámeme por la mañana”
Es lo que siempre digo sin saber ya por qué; hasta ahora
nadie ha escuchado.
Siguen llegando por recetas a pesar de que no soy médico,
terapeuta o similar (y que probablemente me odiaría a mí mismo si lo fuera). Ni
siquiera hay título o vestimenta blanca avalando confianza.
Siempre es la misma historia: no poder decidir, no poder
dejar ir, no poder ser capaz de mirar al espejo sin conmiseración o condescendencia…
no tener límites, o sentido de “un paso a la vez”.
Pero debo admitir hay algo que siempre me ha funcionado
bien, y también debo admitir es necesario conocer estos puntos para
solucionarlos… quizá sea cruel de mi parte recetarlo así.
“Tómese dos… ” Sé que cumplen con esa parte y los hace
sentir bien, así que creen pueden hacerlo constantemente.
Pero solo dije “dos”.
No puedo culparlos por querer más pero todo debe tener un
ritmo, un crecimiento; una dosis.
Sé que no sabes cuánto durará y que debe disfrutarse
mientras se tiene pero si de verdad estás consciente de ello no debes lucir
sorprendido cuando de repente el frasco se encuentra vacío.
Tampoco doy píldoras a adictos, y no soy recuperación.