A veces pretendo que no
entiendo lo que dicen, porque de hecho no creo que entiendan lo que dicen.
A veces finjo estar de
acuerdo con lo que profesan, porque no creo que ellos lo estén.
A veces hago como que creo
sus mentiras, porque sé que es a ellos mismos a quien tratan de convencer.
A veces los apoyo en lugar
de regañarlos cuando cometen un error, pues sé que la expectativa de aquel
regaño es suficiente en sí para que estén conscientes de ello.
A veces solo sonrío y
asiento, porque no quiero discutir.
Pero no dejo de probar mi
punto.
Sé que a veces el silencio
dice las cosas mejor que cualquier palabra, que no hacer nada puede ser la
mejor ayuda y alejarte el modo más eficiente de estar cerca.
Tu presión solo se añade a
la de su voz interior, así que los rechazará a ambos. Solo relájate y observa
como poco a poco esa voz te da la razón.
Que no te preocupe tener
el crédito, ellos lo necesitan más.
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