domingo, 27 de noviembre de 2011

Entre conciencia y doppelganger: cajas.



“¡¿Por qué diablos querría unirse a ellos?! ¡Son todos iguales! ¡Producidos en serie para la mediocridad! No hacen nada interesante y si lo hacen solo es para su autodestrucción.” Expresó la figura a la derecha con desprecio; desprecio notable en su expresión que destacaba sobre un traje negro.

“¿Puedes culparlo? Ellos son más, y parecen encajar muy bien, a pesar de sus defectos siempre es así.” estableció la figura a la izquierda, apacible y reflexiva en su atuendo blanco; físicamente idéntica a la anterior.

“¡Pero por supuesto que encajan! ¡Todos viven en su pequeño mundo cuadrado! son como cubos de madera que hasta un idiota podría acomodar.”

“Al menos forman parte de algo. Pueden ser como dicen: un ladrillo en la pared. Es cliché, pero el punto es que pueden ser productivos.”

“Pared, como si pudieran tener tal orden; aspirar a las alturas sin matarse a si mismos. Son ladrillos, tal vez, pero del camino amarillo destinado solo para unos cuantos.”

“No…” interrumpió por primera vez la figura al centro, sentada en posición de loto entre las otras dos, sereno, vestido de gris, mirando perdido a la distancia. “Son cajas; cajas que pueden abrirse…”

“¡Por supuesto! Gira la palanca, escucha la música y espera a que el bufón te salte a la cara…”

“Entiendo el punto: liberarlos de su prisión; sacar el potencial que tienen.”

“¡Es un riesgo estúpido e innecesario! Son necios, no querrán salir de ahí.”

“Tal vez, pero no pierdo nada intentándolo”

“¡Suerte abriéndolas todas héroe!”

“Muchos de ellos fueron prácticamente obligados a entrar ahí; otros simplemente no han conocido algo más. Si están conformes fuera de ese pequeño espacio ayudaran a sacar a otros… y si… no hay nada que perder. Es algo que puedes hacer siguiendo tu camino.”


“Al menos así nuestra existencia tendrá un poco más de sentido.”

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